PINTURA RUPESTRE
Historiadores en Peñascales
viernes, 2 de marzo de 2012
Primeros Historiadores: Herodoto
PRIMEROS HISTORIADORES:
HERODOTO
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LA RECONQUISTA
PROTAGONISTAS:
EL CID CAMPEADOR
Héroe nacional por
excelencia Rodrigo Díaz, el Cid, el más universal de los burgaleses, encarna el
prototipo del caballero con las máximas virtudes, fuerte y leal, justo y
valiente, prudente y templado, guerrero y culto...
A pesar de la
distancia que nos separa de su vida, conocemos con bastante exactitud su vida y
obra. Mucha leyenda le rodea, pero, su figura ha sido estudiada con gran rigor
por grandes especialistas, como Menéndez Pidal. Gracias a estas personas,
conocemos la personalidad del caballero burgalés, los hechos que hicieron sus
días, su vida familiar, y hasta su caballo y espadas son por todos
conocidos.
Sus restos y los de
Jimena, su esposa, descansan en el centro de la catedral de la capital de
Castilla, Burgos, pero su espíritu está con nosotros aún presente.
Biografía del Campeador.
Rodrigo Díaz nació en Vivar, pequeña aldea situada a 7
kilómetros de la ciudad de Burgos en 1043. Hijo de Diego Laínez, noble caballero
de la Corte Castellana y de una hija de Rodrigo Alvarez. Descendiente es por
línea paterna de Laín Calvo, uno de los dos Jueces de Castilla.
A los 15 años quedó
huérfano de padre y se crió en la corte del rey Fernando I junto al hijo del
monarca, el príncipe Sancho. Ambos crecieron juntos y trabaron buena amistad
durante cinco años. También se educó en las letras y en las leyes, seguramente
en el monasterio de San Pedro de Cardeña, lecciones que le servirían
posteriormente para representar en pleitos al mismo monasterio y también al
mismísimo Alfonso VI el cual confió al burgalés numerosas misiones diplomáticas
en las que debía conocer perfectamente las leyes.
Entre los años 1063
a 1072 fue el brazo derecho de don Sancho y guerreó junto a él en Zaragoza,
Coimbra, y Zamora, época en la cual fue armado primeramente caballero y también
nombrado Alférez y "príncipe de la hueste" de Sancho II.
A los 23 años obtuvo
el título de "Campeador" -Campidoctor- al vencer en duelo personal al
alférez del reino de Navarra.
A los 24 años era
conocido ya como Cidi o Mío Cid, expresión de cariño y admiración.
Con la muerte de
Sancho II en el cerco de Zamora y tras la jura de Santa Gadea tomada por Rodrigo
al nuevo rey castellano, Alfonso VI, la suerte del Cid cambió y su gran
capacidad fue desechada por la ira y envidia del nuevo monarca.
En 1081 el Cid es
desterrado por primera vez de Castilla. 300 de los mejores caballeros
castellanos le acompañaron en tan difícil situación. Esta etapa duró unos 6 años
los cuales fueron aprovechados por Rodrigo y sus hombres para hacer de Zaragoza
su cuartel general y luchar en el Levante.
Vuelve a Burgos en
1087 pero poco duró su paz con el rey por lo que marchó de hacia Valencia donde
se convirtió en el protector del rey Al-Cádir y sometió a los reyezuelos de
Albarracín y Alpuente.
El almorávide Yusuf
cruza en 1089 el estrecho de Gibraltar y el rey Alfonso pide ayuda al caballero
castellano, pero por una mal entendido entre ambos surge una nueva rencilla
entre el rey y su leal súbdito y el monarca le destierra por segunda vez en
1089.
En los diez años
siguientes, la fama del Cid se acrecentó espectacularmente al contrario que el
reinado del rey. En menos de un año el Cid se hizo señor de los reinos moros de
Lérida, Tortosa, Valencia, Denia, Albarracín, y Alpuente.
En torno al 1093,
matan a su protegido de Valencia Al-Cádir, ciudad que fue tomada por Ben Yehhaf.
El Cid asedió durante 19 meses la ciudad y finalmente entró triunfal en junio de
1094.
Rodrigo se convirtió
en el señor de Valencia, otorgó a la ciudad un estatuto de justicia envidiable y
equilibrado, restauró la religión cristiana y al mismo tiempo renovó la mezquita
de los musulmanes, acuñó moneda, se rodeó de una corte de estilo oriental con
poetas tanto árabes como cristianos y gentes eminentes en el mundo de las leyes,
en definitiva, organizó con grandísima maestría la vida del municipio
valenciano.
Aún habría de
combatir numerosas batallas, como la que el mismo año le enfrentó al emperador
almorávide Mahammad, sobrino de Yusuf, el cual se presentó a las puertas de
Valencia con 150.000 caballeros. La victoria fue total, tan grande fue el número
de enemigos como grande fue el botín a ellos recogido.
En 1097 muere en la
batalla de Consuegra su único hijo varón, Diego.
El domingo 10 de
julio de 1099, muere el Cid. Toda la cristiandad lloró su muerte.
El Destierro.
Al morir Fernando I
(primer rey de Castilla), divide su reino entre sus hijos. A Don García le da
Galicia, a Don Alfonso León, Castilla a Don Sancho y Toro y Zamora a Doña Elvira
y Doña Urraca respectivamente. Sancho no contento con el reparto intenta
unificar los territorios con la ayuda de su alférez El Cid.
Juntos lucharon en
varias batallas, entre ellas, el duelo judicial o campo de la verdad en el que
el Cid derrotó al navarro Jimeno Garcés obteniendo el título de Campeador.
también lucharon en las batallas de Llantada y Golpejar, en las cuales vencimos
y derrotando a los leoneses, Alfonso pierde la corona de León en favor de
Sancho, rey de Castilla. También acompañó el Cid al cerco de Zamora, donde el
rey Sancho fue asesinado a traición por Bellido Dolfos.
Por ser el Cid jefe
de las tropas del rey Sancho y por sus conocimientos jurídicos en Derecho
Castellano, fue el mismo quien tomó juramento en la Iglesia de Santa Gadea de
Burgos, a Don Alfonso, de no haber tenido arte ni parte en la muerte de Don
Sancho.
Debido a esta razón,
entre otras seguramente, el nuevo rey de Castilla, Alfonso VI, destituyó a
Rodrigo de su cargo y nombró Alférez real a García Ordóñez, pasando el Cid a un
segundo plano en la corte.
Tras esto, el Cid
tomó matrimonio con Jimena, hija del Conde de Oviedo, nieta de Alfonso VI y
biznieta de Alfonso V el 19 de Julio de 1074.
En 1079, se dirige a
Sevilla para cobrar los tributos (parias) del rey de Sevilla a Alfonso VI. Esta
en ello cuando él y el rey de Sevilla fueron atacados por el rey de Granada y
García Ordoñez. Las mesnadas del Cid consiguen vencer a los asaltantes y Rodrigo
humilla a García Ordóñez en el castillo de Cabra, pero a la vuelta a Burgos,
este último, y Pedro Ansúrez, desencadenan traición contra el Cid, consiguiendo
que Alfonso VI le destierre, y prohibe a todos los burgaleses darle ayuda o
aposento alguno, como así dicen los versos del Cantar:
" Ya entra el Cid Ruy Díaz por
Burgos;
sesenta pendones le
acompañan.
Hombres y mujeres salen a
verlo,
los burgaleses y burgalesas se
asoman a las ventanas:
todos afligidos y
llorosos.
De todas las bocas sale el mismo
lamento:
¡Oh Dios, qué buen vasallo si
tuviese buen Señor! "
|
Mio Çid Roy Díaz por Burgos entrove,
En sue compaña sessaenta pendones; exien lo ver mugieres e varones, burgeses e burgesas por las finiestras sone. De las sus bocas todos dizían una razóne: " Dios, que buen vassallo, si oviese buen señore! " |
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